Chirac, el ruido, el olor y la profecía de NTM: barrios a la parrilla

Ignacio Pato
4 min readSep 26, 2019

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Deberían haberlo visto venir, pero estaban ocupados celebrando la caída del Muro y que el payaso de McDonald’s ya obstruía arterias en la Plaza Roja de Moscú. Diputados, agentes de policía o corredores de seguros deberían haber oído cómo llegaban, pero no podían porque estaban escuchando a Bryan Adams, Mariah Carey o REM.

Ninguno de ellos hizo caso a Bruno y a Didier cuando en 1991 dieron un salto sin red. Pasaron de grafitear la línea 13 del metro parisino — la que conecta su barrio de Seine-Saint-Denis con los Campos Elíseos — a dejarle claro a Francia todo el asco que les daba.

Bruno y Didier eran Kool Shen y Joey Starr, y Nique Ta Mère (fóllate a tu madre literalmente, o más bien que te den por culo, en castellano clásico) su grupo. Fue hace 25 años que NTM publicó Authentik, su primer disco. Bases a piñón fijo y los típicos fraseos atropellados de quien tiene mucho que decir.

Lo primero era presentarse. Joey Starr en los primeros segundos de Le monde de demain:

Producto puro de esa infamia: los suburbios de París

Demasiado perezoso para trabajar

Demasiado orgulloso para pedir caridad

Cazadoras bomber, pendientes de aro y samples con toda la intención del mundo. Suena un funkeado T stands for trouble (P de problemas, clásico de Marvin Gaye) mientras Kool Shen le habla a la nación:

El mundo del mañana, ese que ya llega, nos pertenece. Toda la potencia está en nuestras manos

En el videoclip, nadie con pinta de hacer Sociología en la Sorbona. Más bien de estar matriculados en un lugar en el que esta materia sale bastante más barata.

En mi barrio la violencia se ha convertido en un acto banal

Vente a dar una vuelta a los suburbios

Mira a su juventud a los ojos, tú que mandas desde arriba

Voy en serio, esto no es un juego

No soy un líder, solo un altavoz

de una generación rebelde dispuesta a sacudirlo todo,

incluido este sistema que nos empuja a un extremo

Pero la Francia ‘de arriba’ no estaba precisamente pensando en darse una vuelta por ese vivero de camareros y dependientes que — en el mejor de los casos — era la banlieue. Al revés. A los pocos días de publicarse Authentik, el entonces alcalde de París Jacques Chirac dejó clara entre risas la náusea que sentían los ‘franceses de bien’ por los inmigrados que abarrotan barrios como el de NTM:

“Si el trabajador francés que gana 15.000 francos y ve que su vecino, que tiene tres o cuatro esposas y veinte hijos, y gana 5.000 francos de prestaciones sociales sin trabajar… si a esto le sumas el ruido y el olor [que hacen], es normal que el trabajador francés se vuelva loco”.

Mientras, NTM se reía de los blancos que hacen periodismo-safari en los barrios, a la caza de historias de maltrato y trapicheos. Kool Shen y Joey Starr decidían, instintivamente, mostrar en imagen a sus colegas infrarrepresentados en los medios oficiales. Ninguno cumplía el ‘canon nacional’ de Chirac.

Arrasaron con el disco. Casi 100.000 ejemplares vendidos les metieron en uno de los templos del París burgués: el Zénith. 6.000 chavales procedentes en su mayoría de las afueras lo abarrotaron en el invierno de 1992, en el primer lleno de un grupo de rap en ese teatro.

En octubre de ese mismo año, la periferia de Lyon arde: tres noches de fuego y treinta y tres coches a la parrilla por la muerte a manos de la policía de Mohamed Bahri, un chico de 18 años que había robado un BMW. Le seguirán en los próximos meses Mourad Tchier, Ibrahim Sy, Phillipe Huynh, Khafif Amamra o Khaled Kelkal.

Francia vive los 90 en shock. Los medios hipersolicitan a NTM su visión de la gran hoguera en que se han convertido las banlieues. ¿Qué quieren, qué les pasa a estos chicos?, se preguntan unos. Otros tratan de dar respuestas. Una de ellas fue vender el triunfo de la selección francesa en el mundial 98 como el triunfo de la France black-blanc-beur. Negra, blanca y musulmana.

No era verdad. Muchos franceses seguían mirando con lupa qué futbolistas no blancos cantaban La Marsellesa y con qué ímpetu lo hacían. Para entonces, NTM se preguntaban ‘¿a qué esperamos para meterle fuego a todo esto?’.

En 2005 los antidisturbios no pasaron frío. En los primeros diez meses de ese año fueron incendiados 28.000 coches.

Nicolas Sarkozy, ya al frente, habla de racaille. Chusma.

En octubre, mueren dos adolescentes electrocutados en un poste de alta tensión cuando escapan de la policía. Ocurre en el departamento del que son NTM. El incendio se reaviva. Francia declara el estado de excepción. Los antidisturbios tiran una granada en una mezquita con la comunidad musulmana celebrando el Ramadán.

Hay 9.000 coches quemados en 20 noches. 3.000 arrestados. 6 muertos.

Kool Shen y Joey Starr lo habían advertido: ‘esto no es un juego’. Para ser profeta solo hacía falta estar donde quemaba.

[Artículo originalmente publicado en PlayGround Mag el 31 de agosto de 2016]

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Política. Periodismo. Cultura Popular.

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