La señora Prudencia, la Pequeña Rusia y la diáspora de la meseta Sur: el Rayo, orgullo de Vallecas

Ignacio Pato
6 min readDec 16, 2019

--

Poca gente lo sabe. El Rayo lo fundó un grupo de adolescentes.

“Tenían entre 13 y 16 años. Se empezaba a trabajar muy pronto, y más en un barrio, entonces pueblo, popular como Vallecas, donde había mucho merendero o vaquería. Madrid necesitaba mano de obra barata y Vallecas se la daba. Por eso enseguida hicieron llegar el metro a Vallecas, porque muchos chavales trabajaban de albañiles en Madrid”, cuenta Juan Jiménez Mancha, que vio un vacío en la historia de su equipo y ha escrito Los orígenes del Rayo Vallecano (1924–1956).

Cinco de aquellos chicos eran hermanos. Y en casa de su madre, Prudencia Priego, fundaron el equipo vallecano. En la época fue uno más. De hecho, en Vallecas había tanto equipo que “el Rayo podría haber sido, más que un equipo de barrio, un equipo concretamente de calle, de la calle del Carmen”, señala Jiménez.

Prudencia fue fundamental. Al enviudar de su marido empedrador, tuvo que servir en casas para criar a sus once hijos. Además de servir como primera sede social, en casa de la señora Priego se guardaban las porterías de madera — para que nadie se las llevase para usarlas de lumbre — y lavaba y cosía la ropa de los jugadores.

Su hijo mayor, Julián, fue el primer presidente del Rayo. Era guardia civil.

“Fíjate que después, en los años 50 Vallecas se inunda de casitas bajas, que era una manera elegante de referirse a infraviviendas, chabolas, casi cuevas”, cuenta Jiménez. “Algunas familias venían de Vallecas pueblo pero muchas venían de Extremadura, Andalucía o Castilla La Mancha. Tenían que hacer su vivienda en una noche, a lo que les ayudaban los vecinos, algunos tapando la visibilidad hacia fuera, porque según la ley en el momento en el que estuviera construída no se les podía echar de ella. En ese contexto, la Guardia Civil era la gran enemiga de los vallecanos, y la gran ironía es que nuestro primer presidente fuera un guardia civil”.

En los inicios, todo era abrumadoramente amateur. Y los inicios, en estos términos, fueron largos: el Rayo no se federaría hasta 1940. Mientras tanto, los jugadores del club jugaban donde podían, muchas veces mediante el reto. “El domingo, en el campo y hora que designe el rival” era más o menos el anuncio que se publicaba en el periódico con un destinatario concreto. También había alicientes extradeportivos, claro. “Para los jugadores, no se trataba solo de jugar partidos fuera, sino de que eso suponía la oportunidad de visitar durante el día localidades como Aravaca, Getafe o Leganés”, señala Jiménez. “Por ejemplo tuvieron que suspender algún partido porque tal fin de semana tenían una excursión a San Fernando de Henares. Hacían también excursiones a bañarse al río Jarama”. El Rayo jugaba sus partidos en el Campo del Rodival, donde los aficionados se juntaban sobre un montículo inclinado y, si hacía frío, los cardos de alrededor eran buena base para una fogata.

Excursiones aparte, el club está ligado a su contexto social desde el minuto cero. “Por ejemplo”, nos recuerda Jiménez, “la identificación y participación del Rayo en las fiestas del Carmen es absoluta desde su fundación, pero también participa en las de Doña Carlota o las de Entrevías. Hay jugadores históricos como Peñalva que por primera vez vistió la camiseta del Rayo en esas fiestas”.

Un mes antes de la II República, se constituyó, a instancias del Partido Socialista y de sus juventudes, la Federación Deportiva Obrera. En su liga, el Campeonato Obrero, jugó el Rayo hasta el golpe de estado franquista.

La Pequeña Rusia, como era conocida Vallecas, sufrió especialmente la guerra. “Era el camino de paso hacia Valencia, donde se trasladó un año el gobierno republicano. También acusó la cercanía del Frente del Jarama”, explica Jiménez. “En el pueblo de Vallecas, como en tantos otros, Falange tomó el control y el estadio del Rayo fue un campo de concentración franquista al acabar la guerra”. No se salvó ni el alcalde, Amós Acero, fusilado contra una tapia del cementerio de La Almudena.

“Vallecas siempre ha sido muy humilde, muy obrero, y el Rayo también. Pero ojo, hay que tener una cosa clara, con el franquismo el Rayo empezó a ser el ‘simpático equipo vallecano’ y los dirigentes fueron todos muy de derechas y próximos al ‘Movimiento’”, puntualiza Jiménez. “Era un equipo obrero que no exhibía públicamente ese orgullo. Lo bueno que ha tenido el giro de los últimos años, especialmente con Bukaneros, es que se ha pasado a tener ese orgullo de barrio obrero”.

Para Jiménez Mancha, está claro que “El Rayo no ha tenido unos dirigentes que estén a la altura de la afición”. Inevitablemente, aparece el nombre del actual dueño en la conversación. “Presa no puede ir contra una imagen y unos hechos. Aunque oficialmente es suyo, el Rayo es su afición. Me han preguntado si el club me ha ayudado con la investigación… pero es tan evidente que al club no le interesa la historia del Rayo como que no le interesa reformar el estadio que se está cayendo y está hecho una ruina, o que no le interesan los abonados más mayores”, critica el autor, antes de lanzar un resumen demoledor del actual pulso entre palco y grada: “Él no pinta nada en Vallecas, pelea contra una afición que algunos son cuarta generación de rayista”.

Los bisabuelos o abuelos de algunos de los que hoy acuden al estadio seguramente verían incorporarse el escudo de Vallecas al del Rayo, con su horca y su rastrillo, y quizá sepan que hubo una vecina, Isabel Valentín, que en aquel tiempo de posguerra cosía y bordaba unas camisetas absolutamente blancas hasta que el Rayo no incorporó la franja roja.

“Es en la temporada 1949–50, cuando el Rayo firma el convenio de colaboración con el Atlético de Madrid”, afirma Jiménez. “El Atlético quería que el club se pusiera algo rojo para diferenciarse del Real Madrid, porque el Rayo vestía íntegramente de blanco. Dos años después, River Plate, en una gira por Europa, y en una comida los dirigentes del Rayo se acercaron a saludarles. Luego River envió camisetas al Rayo, que eran todas muy pequeñas. Por eso hay gente que cree que ese es el origen de la franja rayista. El presidente de entonces, Miguel Rodríguez Alzola, que además de ser de derechas era un poco ‘mentirosillo’ y le tiraba el Real Madrid, siempre dijo que el origen de la franja era lo de River Plate”.

Llevaba ya unos años el Rayo haciendo gala de otro símbolo de distinción. “Después de la guerra, comienza a jugar el domingo por la mañana, a las 11 y después a las 12. Enseguida eso se convirtió en una de esas señas de identidad. Era tradición llevarse un buen bocadillo de tortilla y una bota de vino”, explica Jiménez. A veces, hechos en casa, otras, traídos de alguno del enjambre de bares de la que vive rodeado el Estadio de Vallecas. “Yo no sé cuántos bares habrán hecho de sede social del Rayo”, apunta el autor sobre el Martín, el Oter, el Segú, La Isla… “Y los bares que luego se convierten en bares-peña. La de los bares y el Rayo es otra historia muy bonita de contar”.

Sus parroquianos vieron el primer ascenso a 2ª, en 1956, con tres administrativos, dos carniceros, un peluquero o un industrial lechero en el campo. Disfrutaron también de la primera temporada en 1ª, en la 77–78, cuando el Rayo se ganó el apodo de ‘Matagigantes’: en Vallecas doblaron pescuezo Madrid, Barça, Atlético, Sevilla, Valencia y Athletic.

Han podido ver también, y esto con algunos de los más jóvenes, al actual entrenador Míchel descubrir la pintada homenaje que Bukaneros le dedicó al portero Wilfred.

Si las paredes de todos esos bares, de todo Vallecas, hablasen, nos desvelarían el secreto. Mientras tanto, nos quedamos con las igualmente autorizadas palabras del historiador rayista: “¿Que por qué el Rayo y su afición han cambiado mucho menos que otros equipos? Por sus raíces humildes. Por tener un barrio con el que es tan fácil identificarse. Vallecas es la leche y se siente orgullosa de sí misma con todo el derecho del mundo”.

Sign up to discover human stories that deepen your understanding of the world.

Free

Distraction-free reading. No ads.

Organize your knowledge with lists and highlights.

Tell your story. Find your audience.

Membership

Read member-only stories

Support writers you read most

Earn money for your writing

Listen to audio narrations

Read offline with the Medium app

--

--

Ignacio Pato
Ignacio Pato

Written by Ignacio Pato

Política. Periodismo. Cultura Popular.

No responses yet

Write a response